LA INVASIÓN DE LOS TORTRIX

Sección: Punto de Vista, Por: José Pérez Carbonero – jfperezcarbonero  Edición: 52

Las chucherías, las aguas, las “bolsitas”, las cajitas de jugos procesados y todos sus secuaces nos han invadido. Detrás, o delante de esto, un negocio con gran poder encabezado por las transnacionales iconos del sector, Pepsi, Coca-cola, Bimbo, Lays…nos empujan a un cambio de los hábitos de alimentación tradicionales.

Una invasión silenciosa y dolorosa que se ha extendido con alarmante rapidez llegando a cada rincón del país. Una incursión que está dejando cantidad de víctimas principalmente en los sectores más vulnerables nuestra sociedad.

Sus armas, atractivos colores, sabores, imágenes que nos trasmiten un estilo de vida diferente y atrayente. Toman a personajes célebres como anzuelo, sobre todo del deporte, futbolistas la mayoría, para asociar el producto con un éxito irreal. Una estrategia normalizada en las campañas de marketing pero que en este caso provoca más daño de lo habitual.

Entre sus consecuencias, el impacto en el medioambiente que el uso de plásticos, latas y envases de todo tipo provocan al acabar regados por todo el país. En una sociedad que aún no está preparada para un adecuado tratamiento de estos residuos, ni educacional ni institucionalmente, se acumulan sin indicios aparentes de solución al problema.

Pero se puede considerar éste como un daño menor si atendemos a otros que afectan más directamente a la salud de la población, y en especial a la niñez. Las chucherías y la comida basura son consideradas como un factor determinante en enfermedades crónicas como la diabetes, la hipertensión o la malnutrición, enfermedades que provocan la mayor parte de las urgencias e ingresos hospitalarios. Muchos niños encuentran en la comida basura y en las golosinas su principal fuente de calorías y son empujados a una vida en la que estas enfermedades les acechan de forma implacable.

Pero la Desnutrición Crónica (DC) infantil, puede ser considerado el problema más dramático. Las chucherías no son la única causa pero en un país con una tasa de DC global del 46,5% y del 53% en el área rural, en niños menores de 5 años, esta invasión, estos “nuevos hábitos” extendidos como la pólvora están contribuyendo de manera determinante a perpetuar la angustiosa situación.

Las chucherías tienen una elevada carga calórica y un escaso valor nutricional, la DC se produce por la ingesta o la absorción deficiente de nutrientes, que son la parte de los alimentos que aprovecha nuestro cuerpo. Los motivos hasta ahora más señalados de DC son la falta de alimentos, seguridad alimentaria, la falta de cuidados adecuados, el déficit en salud, agua y saneamiento, entre otros. A estos factores hay que añadir la incursión de las chucherías que cambian o reemplazan los hábitos tradicionales de comida.

Conocemos que se están perdiendo gran parte de las batallas en la guerra contra la Desnutrición. Los esfuerzos del Gobierno, de las Agencias Internacionales y otras instituciones, con todos sus programas y grandes sumas de dinero invertidos apenas consiguen concienciar a la sociedad. Frente a la imperiosa necesidad de acabar con una lacra que condena a cientos de miles de niños de Guatemala a una privación de su pleno desarrollo físico e intelectual, de forma aparentemente inofensiva llegan refuerzos del bando contrario. La DC, es crónica, y no es una obviedad, es una tragedia, sus efectos perduran toda la vida de las personas.

Tiempo atrás, una madre, cuando su hijo de dos años le pedía comida, ella le daba una tortilla, porque no tenía otra cosa para darle, pero ahora esa madre posiblemente le de una bolsita de 50 centavos, o un agua gaseosa. Muchos niños desayunan un vaso de Big Cola y una bolsa de Tortrix, si nos damos una vuelta por las escuelas, vemos a la mayoría de los niños refaccionando esta comida chatarra, ocurre lo mismo al salir de la escuela. Estos hábitos no son inofensivos, las chucherías ya están dentro de la alimentación cotidiana de una parte importante de las familias, y lo grave es que en muchas de estas familias hay niños con DC. Los niños con desnutrición necesitan una especial atención nutricional, es necesario un sobreesfuerzo de los padres para que los niños reciban la comida, debido a su falta de apetito, ¿y qué reciben? un quetzal para comprar una bolsita, el aliado perfecto a su condena.

Según la Licenciada en Trabajo Social, Fermina Umul Chitay, con más de 20 años de experiencia en salud comunitaria, sobre el cambio en las hábitos alimenticios, nos indicó: “Es evidente la falta de conciencia y la responsabilidad de las personas porque dan lo más fácil para los hijos y para la familia en general, consumiendo alimentos que no son saludables ni nutritivos….”

“Es triste porque las personas prefieren vender las frutas, hortalizas o verduras para comprar comida chatarra, porque al preparar los alimentos se necesita tiempo, dedicación, utensilios de cocina, estufa, leñas, etc., creen que no lo pueden lograr y toman lo más fácil y práctico para su conveniencia. Por tal razón considero que cada día hay más casos de niños desnutridos, por la falta de responsabilidad” agregó.

“En las tiendas escolares se ha logrado un porcentaje alto de la venta de alimentos nutritivos, sin embargo hay centros educativos que todavía no han logrado quitar la comida chatarra, considero que debemos de trabajar en equipo para lograr que el 100% de establecimientos educativos tengan la responsabilidad de la venta de refacciones nutritivas y lograr el cambio de comportamiento para el desarrollo y bienestar de los niños.”

En opinión de la licenciada Lorena López Donado, coordinadora de la Licenciatura de de Nutrición Clínica de la UMG, en una entrevista sobre una las causas de la DC declara que: Según resultados de varios estudios en el área rural, la escasa educación de la madre es determinante, como lo evidencia el programa de erradicación de la desnutrición en Chile, no es suficiente con que la madre finalice la educación primaria, para que se alcancen cambios es necesario que las madres finalice la secundaria como mínimo”

“Las circunstancias que se dan en Guatemala con respecto a otros países latinoamericanos con similar renta per cápita y menor incidencia de estos problemas es la inversión que se hace en temas de educación y saneamiento básico, el conjunto de municipalidades y de gobierno es fundamental para abordar las tres causas.” Acotó.

“Se requieren esfuerzos multidisciplinarios e interinstitucionales para promover alimentación saludable en la población, debe involucrarse activamente a padres de familia, maestros y lideres en las comunidades para implementar campañas masivas y programas permanentes de vigilancia nutricional e información, educación y comunicación, así como estrategias que promuevan el consumo de alimentos saludables principalmente los que se producen localmente tales como ferias alimentarias, concursos municipales y escolares, huertos, etc. Hay una infinidad de estrategias que cuentan con evidencia suficiente para ser implementadas en nuestro país, se requiere voluntad y compromiso en el tema.”

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