La roya y la burocracia
Tanto el hondo de la roya que afecta los cultivos de café, como la burocracia enquistada en el Estado, son dos plagas que atentan contra el bienestar de la economía nacional.
Lo primero a considerar es la importancia de la industria del café para la economía nacional siendo el producto de mayor exportación del país. En otras palabras, la crisis del café nos afecta a todos. Tanto la pérdida de 441,000 empleos en Centroamérica en la campaña de café 2012-2013, como los US $550 millones que perdió la economía de la región de acuerdo al último informe de precios de la Organización Internacional del Café (OIC); ambos tendrán un significativo impacto en la dinámica económica del país, considerando que tanto el comercio como los proveedores relacionadas a esa industria sufrirán una importante recesión.
Aunque las administraciones de las grandes organizaciones que concentran los intereses de los productores cafetaleros, como Anacafé y Fedecocagua, han sido motivo de controversia, hoy no es el momento para darles la espalda y todos debemos, como nación, aportar en la búsqueda de soluciones que mitiguen el impacto económico que tendrá esta crisis.
De la misma forma, las autoridades deben encontrar los mecanismos más apropiados y eficaces para detener el impacto de la plaga. Cuando estalló la alarma de la roya, el ministro de Finanzas, Pavel Centeno, anunció que se realizarían transferencias de fondo común del Estado al Ministerio de Agricultura Ganadería y Alimentación (MAGA) para atender los cultivos y que no se acudiría al fideicomiso designado para esa emergencia argumentando que ese trámite requería un Acuerdo Gubernativo, y esperar un dictamen técnico del Ministerio de Finanzas, procedimiento que llevaría alrededor de cuatro semanas. Insistimos, la burocracia puede llegar a ser tan dañina como la roya si no se prevén mecanismos para responder a este tipo de emergencias.
El gasto para compra de material y fungicidas para combatir la afección en las plantaciones asciende a Q40 millones (US $5.1 millones). No obstante, la búsqueda de soluciones no debe centrarse en el combate a la plaga.
Es momento de que el Ministerio de Economía saque la casta y lidere una mesa de diálogo con todos los sectores de la sociedad para transformar este desafío en una oportunidad. Es momento de pensar a futuro e invertir en semilleros de variedades resistentes a la roya, porque las hay.
Es momento de diversificarnos, de considerar otros cultivos de gran demanda a nivel mundial. Podemos aprovechar la situación para replantearnos la base de nuestra economía y nuestros modelos de producción que puedan gradualmente llevar a Guatemala de la agricultura a la industrialización.
Es momento de debatir ampliamente sobre el tema. El Ministerio de Economía tiene la palabra.
Corrían los primeros años de la década de los 80´ cuando los caficultores dieron el grito al cielo por la Roya del cafeto; en esa época cuando se viajaba hacia la ciudad de Coatepeque, Quetzaltenango, se podía observar los trabajos en los cafetales. Fue en ese entonces cuando surgió la variedad Caturra como resistente a la Roya y se asignaron fuertes cantidades de dinero a las instituciones que representaban a los caficultores del país para que se invirtiera en el combate a la Roya. Preguntas: ¿Por qué los caficultores de las utilidades que percibieron durante 30 años no desarrollaron prácticas fitosanitarias para mantener controlada la Roya? ¿Dónde están depositadas estas utilidades? ¿En Miami? Así lo hacían los algodoneros en su tiempo. Hoy es el pueblo pobre y esquilmado de Guatemala quien tiene que pagar el combate contra la Roya. «La Roya del pueblo obrero y campesino guatemalteco, son los caficultores que solo nos dejan para bebida la basura».